Las nuevas tecnologías
han cambiado por completo las costumbres, modos de vida y visiones del mundo de
la sociedad. Antes, acceder a la información era un privilegio, tanto como ser
portador y difusor de ella. Sin embargo ahora cualquiera tiene la posibilidad
tanto de acceder a la información como de publicarla, y esto ha puesto en
declive a la figura del periodista. Si desde el año 2000, en el que Internet
comenzó a llegar a todos los hogares, la difusión de la información ha
evolucionado tan notablemente, ¿qué pasará dentro de otros trece años?
Las nuevas tecnologías
han traído consigo tanto ventajas como inconvenientes. Como bien dice Lorenzo
Silva en el fragmento, por un lado es más fácil compartir con el mundo todas
las inquietudes o datos que consideremos pertinentes, pero por otro lado esta
facilidad conlleva a que todo el mundo sea capaz de hacerlo, por lo que hay un
gran colapso de datos en la red y menos posibilidad tendremos de ser leídos o
reconocidos.
Fuente: "Charla de borrachos" |
Estamos siendo víctimas
de nuestras propias ambiciones, y es que los avances de la ciencia y de la
tecnología pueden cambiar nuestra vida, pero ese cambio puede ser a peor. Hemos
querido tenerlo todo, inventar lo impensable, y resulta que todos estos
inventos han acabado por sustituir a la inteligencia humana. Las personas cada
vez pasan más desapercibidas y solo triunfa lo material, por no hablar del
valor de las personas en función de lo que poseen: tanto tienes, tanto vales.
Nos hemos convertido en clones que vivimos con total dependencia de todo lo que
hemos inventado. Las relaciones personales han sido sustituidas por las
relaciones cibernéticas, y los puestos de trabajo por máquinas. Una vida
muy cómoda que nos está dejando a la sombra y no nos deja valorar lo que
realmente es importante en la vida. Y el problema es que nunca podremos volver
atrás, ni vivir una involución, sino que cada vez la vida será más mecanizada y
no creo que pudiéramos tan siquiera hacernos una idea de cómo serán las cosas
dentro de algunos años.
Cada día que pasa somos
más dependientes de las máquinas, y acabaremos convirtiéndonos en robots, si es
que no lo somos ya.
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