Fuente: http://jose-maria-naturalmente.blogspot.com.es/ |
Es
innegable que vivimos en una etapa en la que las tecnologías cada vez están más
inmersas en nuestras vidas. La prensa escrita que ha sido protagonista durante
tantas décadas como fuente principal de información, está quedando a la sombra
de los nuevos medios.
Desde
la aparición de Internet, los periódicos están sufriendo una intensa recesión
que incluye la caída de circulación e ingresos por publicidad, o la pérdida de
la costumbre de comprar el periódico diariamente. La crisis no hace otra cosa
más que intensificar esta recesión. Internet ofrece grandes ventajas a la hora
de encontrar información, ya que podemos leer periódicos digitales de forma
gratuita. Pero no todo son ventajas: cualquiera puede publicar informaciones, a
través de blogs u otras plataformas, y puede que en determinados momentos no
sepamos diferenciar lo que es información oficial de lo que es mera opinión.
Por
otro lado, la televisión y la radio son otra fuente de información de fácil y
económico acceso, además de ser medios más atractivos, pero se muestran en
desventaja con la prensa: mientras que los periódicos pueden ofrecer gran
número de noticias, la televisión y la radio solo disponen de tiempo para
profundizar en una selección de estas, y siempre las más atractivas, ya que
además de noticiarios también hay otros espacios (como el entretenimiento).
Con
la llegada de todos estos avances los pequeños diarios se están viendo
obligados a buscar estrategias para sobrevivir, como disminuir el número de
publicaciones o los días de reparto, pero en muchas ocasiones el único remedio
a esta solución es el cierre de sus empresas. Esto provoca que la información
se concentre en manos de unos pocos y sea más fácil que la información sea
manipulada en función de la línea ideológica de cada editorial. Este artículo
muestra muchos ejemplos interesantes en el extranjero, pero la realidad es que
esto pasa tanto allí como aquí. Los primeros diarios que sufren estas
consecuencias son los locales o regionales, es decir, los pequeños periódicos
que dependen de los ingresos de publicidad y las ventas, y se están viendo en
una situación grave para subsistir. Esta situación desencadena en un aumento de
la corrupción ya que son unos pocos los que mueven los hilos de la información.
Cuanta mayor financiación tiene la prensa, menos necesidad tiene de destapar
escándalos, pero si tiene una fuerte dependencia de inversores. Es entonces
cuando comienzan los problemas éticos por si la publicación de una determinada
información puede perjudicar a alguno de sus inversores y la decisión de
publicarla o no. Es por ello que cuanta más dependencia tiene un diario de sus
inversores, más se ve involucrado en este tipo de problemas.
Pero
no solo estamos hablando de corrupción en el sentido del negocio, también
debemos analizar la “corrupción del periodismo en sí” como bien dice Starr. Es
difícil diferenciar en Internet lo que es un portal de noticias de lo que es un
blog. Hoy día cualquiera puede escribir, por lo que la profesión de periodista
puede verse vulnerada.
También podemos observar que la televisión ha hecho, como ya hemos visto anteriormente, que aparezcan nuevos temas de entretenimiento, por lo que los espectadores pueden elegir si ven noticias u otros canales con otro tipo de información. En Internet el público se encuentra más fraccionado y puede centrarse únicamente en un conjunto de informaciones, dejando que el resto pase desapercibido. En cambio el público de la prensa es más amplio. Aunque hayas comprado el periódico por un tema en concreto, puedes ojear por encima el resto de noticias e interesarte inconscientemente. Según el artículo de Starr, los consumidores de noticias están más afiliados a partidos políticos y más puestos en la actualidad que los que han cambiado las noticias por el entretenimiento. Además de disminuir el número de compradores de periódicos, con estos nuevos medios emergentes también ha disminuido el número de seguidores de noticias. Ahora se prefieren las noticias masticadas de la televisión, esa pequeña selección en ocasiones “sensacionalista”, y se olvidan el resto de noticias que quedan fijas en los periódicos.
También podemos observar que la televisión ha hecho, como ya hemos visto anteriormente, que aparezcan nuevos temas de entretenimiento, por lo que los espectadores pueden elegir si ven noticias u otros canales con otro tipo de información. En Internet el público se encuentra más fraccionado y puede centrarse únicamente en un conjunto de informaciones, dejando que el resto pase desapercibido. En cambio el público de la prensa es más amplio. Aunque hayas comprado el periódico por un tema en concreto, puedes ojear por encima el resto de noticias e interesarte inconscientemente. Según el artículo de Starr, los consumidores de noticias están más afiliados a partidos políticos y más puestos en la actualidad que los que han cambiado las noticias por el entretenimiento. Además de disminuir el número de compradores de periódicos, con estos nuevos medios emergentes también ha disminuido el número de seguidores de noticias. Ahora se prefieren las noticias masticadas de la televisión, esa pequeña selección en ocasiones “sensacionalista”, y se olvidan el resto de noticias que quedan fijas en los periódicos.
Pero
volviendo al tema del detrimento de la prensa escrita, también cabe decir que
los periódicos han marcado sus propias estrategias para que sobreviva el más
fuerte. Los diarios que conseguían eliminar la competencia, subían
posteriormente sus precios. Los anunciantes, por su lado, comienzan a
interesarse por Internet antes que por los periódicos ya que no les supone
ningún costo. Además Internet le da un gran beneficio a los periódicos, y es
que éstos pueden extenderse y darse a conocer a nivel mundial.
Todas
estas innovaciones en el periodismo afectan, además de al público, a los
propios profesionales, ya que con la simplificación del trabajo se produce un
descenso de plantilla y trabajadores.
En
definitiva, antes leer el periódico era un acto “sagrado” por decirlo de alguna
manera, ya que era la mayor fuente de información, pero con la aparición de las
tecnologías esa concepción se está perdiendo. Como solución, algunos periódicos
se han apoyado en organizaciones sin ánimo de lucro, pero tampoco parece ser el
fin del problema. Los lectores cada vez están más concentrados en la prensa
nacional, y el cierre de los diarios regionales o la disminución de sus
publicaciones no hace otra cosa que propiciar esta concentración. Con esto se
está disparando un monopolio de información, además de los medios con declive
ideológico. Aunque hoy en día podamos encontrar cualquier información en la
red, la prensa oficial no debe desaparecer, porque siempre será la más fiable.
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