Fuente: http://mundofili.blogspot.com.es/ |
El abandono escolar es una inquietud compartida por muchos países, y es por ello que lograr la enseñanza primaria universal es uno de los ocho objetivos del milenio que se pretenden lograr para 2015.
Nuestro
país no es ajeno a esta inquietud. Conocer la realidad de la escolarización nos
ayudará a entender mejor algunos de los problemas que parecen haberse
enquistado dentro de nuestro sistema educativo y, en primer lugar, el del alto
índice de fracaso escolar. Los últimos estudios del curso 2006/2007 realizados
por el Gobierno de Educación, reflejan que en España se escolariza un 98,2% del
total de niños en edad de hacerlo, y que un 83,9% de éstos terminan sus
estudios de Educación Primaria a los 12 años, siendo siempre superior el
abandono de niños que de niñas. Nos encontramos con un 16% de alumnos que no
terminan la enseñanza primaria, y con 1,8% de niños que ni siquiera se
escolarizan, cifras que han descendido respecto a años anteriores. En la
actualidad, la cifra de escolarización se mantiene, pero el abandono escolar se
ha disparado. Así lo recogía en septiembre de 2010 la Agencia de Infancia
2010-2020 Save the children, mostrando que el porcentaje de abandono escolar en
España se sitúa en un 31,2%, más del doble de la media europea. ¿Por qué ocurre
esto?
La
generalización de la enseñanza se ha vuelto una tarea compleja: aunque las
dificultades se manifiestan sobre todo en las clases populares, también se
encuentran en buena medida y cada vez más, en las clases medias. Esto ocurre
generalmente, no por la necesidad de incorporarse a la vida laboral para
obtener capital, sino por múltiples
factores como el contexto social, la familia, el funcionamiento del sistema
educativo, el trabajo de cada profesor y la disposición del propio alumno. Éste es una víctima del derrumbe de
una estructura social que produce unos desequilibrios graves, y de un sistema
escolar que se muestra incapaz de que el 100% de los jóvenes alcancen los
objetivos de la educación obligatoria. Así
es como el fracaso escolar ha pasado de ser un sobreentendido aceptado por
todos a un motivo de alarma social.
Por
otro lado, que las chicas tienen más éxito que los chicos en el sistema
educativo es un hecho, pero los motivos no están completamente claros. Lo más
lógico es asumir que el desarrollo durante la pubertad favorece el
mantenimiento de la disciplina, la atención y el orden de trabajo entre las
chicas en mucha mayor medida que entre los chicos, como afirma Judith Rich Harris
en su libro El Mito de
la Educación. También el mayor éxito en ellas se puede atribuir a la
maduración más temprana, y a los procesos de socialización en roles diferentes,
con conductas generalmente menos conflictivas que los chicos.
La
Educación Primaria se trata de una etapa que, por definición, superarán todos
los alumnos. Sin embargo, en ella empiezan a manifestarse los primeros
indicadores del fracaso, entre ellos la repetición de curso y el retraso. El
último se suele producir por repetición, aunque puede tener su origen también
en la escolarización tardía o en una interrupción de los estudios debida a
causas no escolares. Un alumno que lleva retraso en primaria difícilmente lo
recuperará en secundaria, y seguramente tendrá más probabilidades de acumular
nuevos retrasos en esta etapa, llegando a abandonar definitivamente sus
estudios. El porcentaje de alumnos que repite algún curso en primaria se sitúa
sobre el 6%.
¿Qué
ocurre con estos alumnos que optan por abandonar sus estudios? La posibilidad
de reincorporarse a la formación académica en el futuro se verá cada vez más
reducida y teniendo menor formación, encontrarán obstáculos a la hora de
obtener un empleo. Pero además, hoy día está muy presente la famosa “generación
nini”, adolescentes que se niegan a estudiar o trabajar por simple vaguería.
Para
detener este tipo de generación, sería preciso abordar la formación de los
niños desde la Educación Primaria. Visto
que el abandono escolar no hace otra cosa más que aumentar, cabe preguntarse
qué medidas se están tomando para lograr la enseñanza universal y cuestionar la
eficacia de éstas.
Las
soluciones del Gobierno para combatir este problema son las típicas y ya
conocidas: atender el progreso
académico y social de los niños, desarrollar un ambiente escolar
positivo con directores y personal efectivo,
establecer expectativas altas en las áreas de asistencia, aprovechamiento
académico y disciplina, seleccionar y adiestrar maestros receptivos a las
necesidades del estudiante en riesgo, etc. Sin embargo, estas medidas no
consiguen el éxito esperado. Hoy
la escuela se halla ante el reto de dar respuesta a las exigencias de un mundo
globalizado, muy competitivo, y altamente cambiante. Un entorno muy distinto
del de hace varias décadas. Combatir el fracaso y abandono escolar es uno de
los desafíos más serios de nuestro sistema educativo.
El
medio familiar en que nace y crece un niño determina unas características
económicas y culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y
educativo. En edades tan
tempranas como son de los 6 a los 12 años (edad de Educación Primaria), los
padres deben ser constantes con sus hijos, recompensar su esfuerzo, crear
hábitos de estudios, y sobre todo medir sus tiempos de recreo, ocio, y
entretenimiento. Un niño acostumbrado a ver la televisión, utilizar el
ordenador, y jugar a videojuegos cuando quiera, encontrará en ellos su
entretenimiento y aprendizaje en lugar de la escuela y los libros. También es
muy influyente la tradición y alfabetización familiar. Un niño que nace en un
hogar descuidado, con difícil acceso a la escuela, y padres poco alfabetizados,
tendrá mayor probabilidad de abandonar sus estudios en caso de haberlos
empezado, como suele ocurrir sobre todo en los barrios menos favorecidos. La
facilitación de centros escolares en estas zonas es clave para evitar la
exclusión social de estas familias y el estancamiento cultural de los más
pequeños.
El
otro aspecto fundamental es el sistema educativo. El abandono de los estudios
suele ir en muchos casos de la mano del fracaso del sistema educativo. Los
colegios son responsables en la misma medida que los padres del desarrollo de
los niños, ya que éstos pasan gran parte de su tiempo en las aulas. Reforzar
los departamentos de orientación sería una medida eficaz, para que los niños
puedan tener atención más personalizada. Además la interacción entre profesores
y padres es otro punto clave, ya que ambos son los responsables de la educación
de los niños. Reforzar esta comunicación con mayor frecuencia mantendría el
conocimiento de las situaciones escolares y familiares de ambos responsables.
El
caso es que o los padres no son conscientes de este problema cada vez más
presente, o las medidas abordadas no son adecuadas ni suficientes. ¿Cuántos
niños tienen que abandonar sus estudios para que realmente se planteen
soluciones eficaces?
No hay comentarios:
Publicar un comentario